El comando que asalto Soria en 2009 con Wanchope en el centro. |
El que allí se batió el cobre por primera vez no fue otro
que Wanchope Arisco, y el titulo de esta efeméride no da pie a ningún rumor de
Liga del Amor, solo se refiere al amor incondicional que procesa sobre esa
semana de San Juan nuestro protagonista desde entonces. Denominaremos este amor,
como Soriasis.
Aquel año la visita a Soria se tornaba poco menos que
extraña, ya que solo Wanchope llegaba a esas desconocidas fiestas como
participante de tronío de estos Premios. Los demás acompañantes eran medianías de
la clasificación, solo se salvaba la mítica desde entonces Silvia.
Para el que no conozca los San Juanes es imposible explicárselo,
y eso mismo le paso aquel año a Wanchope, ya que los horarios eran tan extraños que nunca
sabia donde realizar el cambio de tercio entre cerveza a ron.
Así pasó los dos primeros días de las fiestas, disfrutando
como el incansable fiestero que es, liándola en ámbitos bodegueros enormes, pero
sin comprender aun lo que sucedía a su alrededor. Hasta que llegó el tercer
día, el viernes de toros.
Wanchope hasta entonces oía esa denominación y se iba
encaminado a las mediocres jornadas taurinas burgalesas, pero nada tenia que
ver. La sorpresa fue mayúscula cuando le despertaron a las 8 de la mañana con
un combinado recién hecho bien fresquito. En aquel viernes de toros entre disfraces
Wanchope miraba con mirada de drogadicto y a la vez de niño pequeño todo lo que
sucedía, sus ojos se abrían cual piernas de mozas de pueblo intentando que nada
se escapase a su mirada. Todo era nuevo, toda era fiesta alucinante, todo lo vivía
con un fervor de niñez.
Como os hemos explicado en más de una ocasión, quien no haya
vivido el viernes de toros de San Juan no puede entenderlo.
Pese a ser el novato de la expedición, pronto Wanchope cogió
el timón de las operaciones y empezó a crear la histeria entre las menores con
su botella de ron. El mañaneo fue estelar, pero ya había acabado junto con la
primera corrida de toros del día (pronto llegarían las demás corridas).
El calor San Juanero siempre es latente, por lo que Wanchope
fue a buscar una fuente con la que calmar su sed. Por el camino una dulce moza
soriana le ofreció rellenar una botella de agua en su casa, a lo que por
supuesto nuestro protagonista accedió. En la casa y ante la sorpresa de
Wanchope, la chica se lanzo a besarle con pasión. Y después de la aparición del
Usain Bolt del sexo rencarnado en Wanchope y de robarla una cerveza, el nº1 desapareció
de su casa.
Eran ya las 3 de la tarde y el cansancio bodeguero unido al
enorme calor hizo que fuese la hora de echarse una siesta, y no eligió mejor
lugar que el portal de la casa de su bella amante. Allí cayeron sus parpados
durante media hora, cuando fue despertado. ¿Quién diablos se atrevía a cortar
los ronquidos de Wanchope?
Pues si, era la misma fémina a la que se acababa de
malwebar, y que no entendia porque habia dejado a ese pobre vagabundo entrar en
su “casa”.
Como el ron se había acabado llegó el momento de comprar
más, para ello se unió a unos nuevo drogolegas que accedieron a llevarle a un
supermercado, pues ellos también tenían que hacer la compra.
Wanchope en los aledaños de la plaza. |
Aun así fue
con sus nuevos drogolegas a los toros de la tarde, cargados con un barril de 50
litros en el que había entrado ron, vino, vozka, mandarinas, naranjas, limones
y hielos…. Todo conformaba una esplendida mezcla que hizo perder la noción a
Wanchope.
La noche, su última noche ese año en Soria siguió los mismos
niveles, con un sinfín de historias con menores. Al día siguiente era el
momento de volver a Burgos, que se encontraba en plenos San Pedros, y solo el
hecho de la enorme diferencia de fiestas llenaba de lágrimas los ojos de Wanchope.
Gloriosos San Juanes, gloriosa Soria. Aquel fue un amor y
una comunión con la fiesta que Wanchope nunca olvidará y que sigue latente como
el primer día. Solo el que haya visitado esas fiestas lo entiende. Y solo el
hecho de que reste nada más una semana para volver allí hace que nuestro
corazón se altere.
SORIA QUE LINDA ERES.
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