Robertazar y Flamenko, pareja de desechos. |
Desde la prehistoria de estos Premios W es conocida la
increíble capacidad de dar patadas de Flamenko, a quien nunca ha parecido
importarle quien las recibiese ni en que momento y lugar ocurriesen.
Pese a que este año el Premio W a la mejor patada será para
Cristobal y Vekatron por su alucinante patadón en Rioseras, nos parece este
un buen momento para recordar algunas de
las mejores patadas de Flamenko en su historia, ya que todo apunta a que Robertazar
(su victima preferida) recibirá este fin de semana una más.
Se pueden contar por miles las noches en las que Flamenko ha
echado la culpa a su sofá de sus patadas, aduciendo quedarse allí dormido al
salir de la ducha para despertarse horas después y empezar a llamar como un
loco a sus victimas para desayunar Biterrones en Bernardas. Su “patada de sofá”
Flamenko la ha usado para cenas, verbenas, fiestas mayúsculas como las de
Miranda o simples tardeos en los que no se le ocurría ninguna otra explicación.
Su “patada telefónica” también es ampliamente conocida, pues
su whisky-talkie nunca parece estar disponible cuando se precisan los servicios
bodegueros de Flamenko. Para esta patada su salida más concurrida es un simple
“no me he enterado.”
Ni que decir tiene que todas sus patadas vienen dadas
normalmente por la preferencia totalmente entendible de Flamenko a bonificar e
irse con chicas pasando de sus anteriores planes. Pese a ello, las presas
femeninas de Flamen también han tenido que sufrir en innumerables ocasiones sus
patadas.
En persona también es capaz de usar artimañas del estilo
patadista más profesional, como afirmar ir “al baño” o “a casa” para acabar viéndole horas después en
Bernardas.
Y es que aunque no dé la patada, siempre suele llegar con minutos
u horas de retraso, como el día de ultimo cumpleaños, en el que la grupeta
bodeguera con la que se juntó intento jugársela, quedando en otro bar y
aparecer una hora más tarde en el lugar de la quedada, para aun así tener que
esperar durante media hora más todavía a Flamenko. Es decir, hasta en el día de
su cumpleaños fue capaz de llegar hora y media tarde.
Pero esta entrada de hoy viene dada porque Flamen ha
afirmado ir a visitar a su ex novio Robertazar a Madrid, con motivo de unas
bonificaciones mejicanas y una fiesta sin fin. Y ello nos ha llevado a recordar
una de las patadas más grandes de nuestro protagonista que se recuerdan.
Flamen iba a ir a Madrid un sábado cualquiera a reventar la
noche, así que le dijo a Robertazar que le esperase sobre las 4 de la tarde.
Robertazar conociendo sobradamente a Flamen no le llamó hasta las 9 de la
noche, y desde esa hora hasta las 12 tuvieron lugar 22 llamadas sin respuesta.
Robertazar preocupado cual nenaza homosexual continúo llamando, hasta que al
fin pasada la media noche al otro lado de la línea se escuchó algo:
-"Estoy saliendo."
Ante esas palabras Robertazar echó cuentas:
- “Entre que este pisa bastante el acelerador, que sabe
donde vivo… a las 2 y media está aquí, seguiré bebiendo en casa en soledad.”
Pero la noche pasaba y Flamenko no llegaba, así que una vez
más Robertazar volvió a llamar a Flamen y este una vez más no respondía. Hasta
que sobre las 4 y media hizo un último intento antes de empezar a llamar para ver si había habido algún
accidente de tráfico. Pero en esta ultima ocasión Flamen si respondió entre un
ruido celestial de bar:
-“Tío que pasa, aquí ando reventándola.” Dijo Flamen.
-“Pero en que bar estas que voy para allá.” Exclamo
Robertazar pensando que su ex novio se encontraba en Madrid.
-“Estoy cerrando Llanas, soy el mejor.”
-“¿Pero cómo que Llanas? Si me has dicho que estabas
saliendo.”
-“Estaba saliendo del médico montón, te dejo te dejo que he
visto una chincheta filipina…”
Ahí Flamenko puso fin a la conversación y dio comienzo a las
lágrimas de Robertazar que veía una vez más como recibía una nueva y dolorosa
patada de su amor platónico. Esto es solo una muestra de la personalidad de
Jairo Flamenko y de las mil y una atrocidades que tuvo que sufrir Robertazar
durante la estancia laboral de Flamen en Madrid en la cual vivían juntos. Y un
aviso de lo que probablemente pasará de nuevo este fin de semana.